domingo, 3 de abril de 2022

Arte Textil. Un viaje maravilloso.

 Las mujeres de mi familia, como muchas otras alrededor del mundo en diferentes culuras, han unido sus destinos con los de sus descendientes a través de hilos y hebras, que son para mí una metáfora del amor. Muchos de mis recuerdos más felices y amorosos tienen que ver con los procesos  creativos de mi abuela y de mi madre. 

La primera tejía. Tejerme una bufanda o un pullover no era para ella simplemnete un asunto doméstico y práctico. Tenía que ver con el sentimiento más profundo de querer cuidarme y expresarme su cariño, creando algo que me abrigaría y a la vez me haría feliz. El placer de ver el proceso y el resultado era mutuo.
Mi madre también teje. No con palillos, sino con Crochet. En muchos de mis recuerdos ella está con esa aguja en la mano, moviéndola diestramente y con una rapidez que siempre admiré. El mate en la mesa y ella hablando de algún tema, sin errar ni un punto. 
Una abrigadora manta hecha con esta técnica calienta mi cama en invierno. Su obra maestra diría yo. Ahora que un océano entero nos separa físicamente y que vivimos en continentes y hemisferios diferentes, me parece casi mágico recibir el paquete que transporta las obras de sus manos. 
Cada primavera de ella y otoño mío se pone a tejer pantuflas, que calentarán los pies de mis hijos y los míos en invierno.
Durante mis estudios y sobre todo después de que me convertí en la primera mujer de mi familia en terminar una carrera (de esas largas y respetables socialmente en nuestra cultura) en la Universidad, no me quedó tiempo para dedicarle a estos saberes tan "banales y domésticos", ninguneados por siglos por la visión patriarcal de lo que es realmente útil para el progreso de una sociedad. 
Sin embargo, me mantuve siempre pintando, porque se alguna manera tenía que compensar todo ese constante vivir en el plano de lo concreto y lo urgente a que me sometía mi profesión, donde la creatividad es casi un pecado.
Décadas después empezaron a volver a mi, de manera casi incosnciente estos saberes, ahora transformados en arte textil. Yo no solo he cosido para reparar la ropa desgarrada de mi familia, sino además para expresarme. He descubierto el placer enorme de reciclar un retazo de tela que ya no se usa, para devolverlo a la vida en una obra que exprese un sentir profundo o que me conecte con otras y otros en una obra colectiva. 
La oportunidad de hacer esto último surgió a través de un taller de arte textil dirigido por una artista chilena en Basilea, la ciudad suiza donde vivo hace casi 10 años.
Después de ese primer acercamiento la ola de cratividad no ha parado. Hemos fundado un colectivo, que se reúne con otros en diferentes países y que participa en diferentes proyectos. La Pandemia nos acercó a muchos a estas actividades comunitarias, ya que en el encierro obligado buscamos desesperadamente llenar nuestro tiempo en contacto con otros seres humanos, que tanta falta nos hacía. Y la tecnología actual nos lo permitió. 
Aquí dejo el Link de la historia de nuestro colectivo y espero que sirva de inspiración a más de alguien que me lea. 


Estos son algunos de mis trabajos. La mayoría forman parte de trabajos colectivos, por lo que después de realizados son donados al proyecto correspondiente y se convierten en una pieza de un puzzle. 
Algunos volverán a mis manos algún día, otros nunca y así creo que debería ser la vida de las obras de arte: móvil, cambiante y no estática.





Estas dos arpilleras las hice para un Proyecto colectivo sobre el tema "Raíces".
Hablan del lugar donde nací y crecí y que los habiantes originarios, los Mapuche, llaman "Wallmapu" y que es su territorio ancestral. Ya que este Pueblo Nación vivía allí antes de la colonización española, no reconoce la posterior división territorial en manos de dos Estados, Chile y Argentina. Se mueven a uno y otro lado de la cordillera de los Andes, como siempre lo hicieron. Siempre me he sentido identificada con esto, al tener familia en uno y otro lado y ambas nacionalidades. Cuando me preguntan aquí en Suiza de donde vengo, suelo contestar: soy de la Patagonia.
La primera representa el cuadro ideal del Wallmapu, en paz y armonía con la Naturaleza. El segundo denuncia la militarización de los Estados chileno y argentino y la violencia que ejercen en contra del pueblo Mapuche, que continúa luchando después de 5 siglos, por recuperar la autonomía en su territorio ancestral.


       

Estos bordados sobre Crea Cruda son mi aporte a un trabajo colectivo sobre el tema "Todo pasa por el cuerpo". Este tema forma parte de la Convocatoria "Cuaderno Itinerante", hecha por el colectivo chileno ConSpirando y en la cual están participando muchos colectivos de boradoras.



Este trabajo fue el regalo de cumpleaños de una gran amiga, quien dirige una Comunidad para mujeres emprendedoras hispanohablantes con base en Basilea, Suiza. Ella es el tronco de un árbol que da frutos diversos, como las mujeres que forman parte de esa comunidad.





Este trabajo fue hecho para despedir a una gran amiga, antes de su vuelta a nuestro país, después de muchos años viviendo y trabajando en Basilea.
Ella ha sido artífice de tantos encuentros provechosos entre mujeres y  ha dedicado su trabajo a la visibilización de la acción social y comunitaria de las mujeres.
Este trabajo se unió a otros para fromar un gran cuadro, donde participamos varios de sus amigos y compañeros de colectivo de arpilleristas.






Esta obra es una colaboración para un Proyecto de "RU Kollektiv", colectivo de artistas con sede en Basilea y que se titula "DisTanzen", un juego de palabras en alemán. La palabra Distanz (distancia) se une con el verbo tanzen (bailar). El tema del proyecto es una reinterpretación de un mural medieval que se encuentra en el Museo histórico de la Ciudad de Basel, el cual se llama "Totentanz" (la danza de la muerte) y que fue hecha en tiempos de la Peste Negra. En este mural se ve a la muerte personificada en un esqueleto que baila con todos, desde el rey hasta el más simple campesino. La muerte alcanza a todos. En plena Pandemia del COVID 19, estas artistas tuvieron la idea de convocar a cualquier persona o colectivo que quisera participar bordando o cosiendo su versión o visión de la muerte. Los trabajos formarán parte de un enorme mural que se exxpondrá este año 2022, a dos años de iniciado el proyecto. Han participado muchas personas y grupos de artistas textiles.


Mi interpretación de la muerte ha sido la de un espiral girando en un ciclo interminable de vida, muerte y renacer. Así como la entendienden la mayoría de las culturas más ancestrales de nuestro planeta.
Los símbolos alrededor del espiral pertenecen a diferentes tradiciones. El pez que simboliza la vida según la tradición greco-romana. El colibrí que es el mensajero de la vida para varios pueblos indígenas de Centro y Norteamérica, la mariposa que es símbolo de cambio.
Creo que la muerte es sólo un cambio de estado. Es un abrir y cerrar de ojos en el círculo de la existencia. Una de las tantas fases de nuestro eterno aprendizaje.

domingo, 25 de abril de 2021

Cultivar (se)

El conocimiento popular acerca de  las propiedades medicinales de las plantas me llegó por mi madre y mi abuela, ambas criadas en el campo y "hierbateras" de toda la vida. Para quienes hemos crecido entre la Patagonia Argentina y el sur de Chile es casi imposibe no haber entrado en contacto con el cultivo de plantas medicinales.

Al mudarme de continente y de hemisferio debí aprender todo de nuevo. Conocer las plantas del centro de Europa y su cultivo ha sido un desafío muy entretenido.  Y sobre todo, combinar las plantas de allá con las de acá. 

En este lado del mundo he encontrado, además, el tiempo y el espacio para experimientar con la conservación de las hierbas medicinales, la preparación de aceites, tinturas y otros remedios caseros.


Plantas en mi jardín y aceites escenciales preparados en casa

Otra pasión que se combina con esta es la de cultivar hortalizas y verduras para el consumo familiar. Comencé a interesarme en el mundo de los huertos urbanos hace unos 10 años atrás y he tenido la oportunidad de participar en proyectos comunitarios en Chile y en Suiza, donde aprendí mucho de gente amable dispuesta a compratir sus conocimientos. 

De manera autodidacta comencé a leer, documentarme y a experimentar. Por suerte, hoy en día contamos con estas maravillosas herramientas tecnológicas que nos permiten acceder a tutoriales y clases virtuales espectaculares. 

Sigo aprendiendo cada día y la vida pone en mi camino nuevos maestros. En el último tiempo, me han enseñado valiosos saberes nuevos, como el de la Permacultura. Es una bendición aprender haciendo y que te caigan del cielo personas con experiencia y ganas de enseñar.

Armonizar nuestro ser interior con el ritmo de la naturaleza, a través de la observación directa de sus cliclos trabajando en un huerto-jardín, es una de las cosas que me ha permitido mantener mi mente saludable en momentos difícles, de enfermedad física,  dolor emocional o stress.


Mis cultivos en dos huertos urbanos (Basel y Riehen, Suiza)

Hace unos años la vida me ha regalado la oportunidad de contar con un espacio para vivir y hacer huerto-jardín al mismo tiempo. ¡Gratitud infinita por este rinconcito, mientras dure! 

Cultivar una parte de tu comida, además de darte la oportunidad de alimentarte de manera más sana y consciente, te permite conectar con los ciclos de la naturaleza y valorar sus tiempos y procesos. Conceptos como el cultivo sin químicos, utilizando pesticidas naturales preparados en casa, reciclaje de desechos naturales para preparar tu propio compost, etc., me han cambiado la vida de una manera muy positiva. 


Cultivos y cosecha en mi patio en 2020

Recuperar los antiguos saberes para cultivar nuestra comida y sanar nuestro cuerpo, nos permite limpiarnos, aunque sea en parte, de las toxinas contenidas en la alimentación industrial, defender la soberanía alimentaria, sobre todo en países en vías de desarrollo y prescindir en alguna medida, de los productos de la industria farmacéutica, que muchas veces crean dependencia y tienen efectos secundarios dañinos para otras partes de nuestro cuerpo.


Inicio de cultivos primavera 2021
Aromáticas para cocinar y usos medicinales
primvera 2021

Si te interesa iniciarte en este mundo y no sabes por donde empezar, te recomiendo hacer tu propia búsqueda por los tutoriales de Youtube sobre huerto urbano y botica natural. En Facebook existen miles de grupos, donde las personas comparen solidariamente sus conocimientos. 

Y si puedes, ¡asiste a talleres! Entrar en contacto con las experiencias de otras personas de manera prescencial o remota es una gran herramienta para aprender.

¡Cultiva (te)!


martes, 15 de septiembre de 2020

Milagros

                            

 


Hay momentos de nuestra historia que se prestan para milagros.

Momentos, donde la esperanza se vuelve porfiada y no nos abandona, a pesar de que la vemos derrotada a nuestro alrededor cada día.

A veces, la falta de libertad nos ahoga tanto que nuestra alma se vuelve rebelde y creativa a la vez.

Es en esos momentos donde nos abrimos a la vida, como descubriéndola por primera vez, y podemos estar lo suficientemente lúcidos como para distinguir lo verdadero de lo falso y reconocer espíritus guías encarnados.

No es algo que pueda reconocerse fácilmente y por eso la mayoría de las personas no experimenta milagros, ni los realiza.

Hace falta una cuota de valentía, otra de experiencia, pero sobre todo libertad. Sin ella, nunca iniciaremos el camino.

Libertad absoluta para decidir dejar atrás lo que nos hace daño y que nosotros mismos hemos creado  y darnos permiso para abrirle la puerta al amor sin pactos, amarras ni condiciones. 

Y fe. Dosis enormes de fe, de esa que se acumula haciéndole frente al sufrimiento y a la injusticia sin quejarse y sabiendo que no somos responsables de él, ni tampoco sus víctimas.

Una vez que conquistemos el espacio donde ejercer nuestra libertad y armados de fe podamos lanzarnos sin temor al vacío, entonces nada nos detendrá.

Pase lo que pase siempre ganaremos, porque el amor que encontremos será pleno y pasaremos por la vida en paz. Las dificultades dejarán de bloquear nuestro camino para convertirse en maestras.

Sólo enfrentando nuestros demonios los exorcizamos. No huir ni escondernos es imperioso para dejar atrás el estado de esclavitud. Los traumas pueden dejarnos prisioneros para siempre, si nos dedicamos a esconderlos.

Hace poco he aprendido que la peor esclavitud es aquella a la que nos sometemos a nosotros mismos, por temor a sufrir. Autodestruirse es más fácil de lo que parece. Basta con dejarse ganar por el miedo y esconderse bajo un escudo de excusas y justificaciones.

Me han enseñado que la mayoría de la gente nos cubrimos bajo mantos, disfrazando nuestras debilidades con capas y capas de adornos. Mantos que esconden vergüenzas, dolores antiguos y miedos actuales.

Pero nunca es tarde para despertar y, a veces, aparecen en nuestra vida personas-espejo, con la misión de mostrarnos todos y cada uno de nuestros demonios internos, para enfrentarlos de una vez por todas.

La primera reacción es salir corriendo apenas vislumbramos sus intenciones. Es más fácil seguir escondiéndose, sobre todo cuando otras personas que nos han amado profundamente han fracasado en el intento antes. 

Pero algunos espíritus tienen la capacidad de no rendirse y se hacen escuchar, aunque a menudo cerremos los oídos y el corazón.

De a poco vamos abriéndonos, aunque duela. Las heridas antiguas que no han cicatrizado nos hacen chillar cuando las removemos. Pero una vez que hemos quitado la venda, empieza el proceso de curación.

Caminamos entonces más livianos, libres del peso de las ataduras interiores y dispuestos a vivir por primera vez en muchísimo tiempo, sin mantos. 

Desnudos y auténticos. Más sanos y más libres.

jueves, 9 de julio de 2020

Subir la montaña

El fin de semana recién pasado he viajado dentro de Suiza para ir a la montaña. En Suiza no todas las ciudades están cerca de los Alpes, como la gente imagina. Yo vivo en Basilea, que está en el norte del país a la orilla del río Rhin y debo viajar algunas horas para llegar.
Este viaje mío tenía por objetivo principal visitar a una buena amiga, pero también estar sola en contacto con la Naturaleza.
Cada vez que necesito respuestas para momentos importantes o decisivos en mi vida, busco alejarme lo suficiente, como para que desaparezca el ruido de la ciudad y las voces de los demás a mi alrededor.
Para encontrar  mis respuestas necesito, como lo necesitaron los primeros seres humanos sobre la Tierra, escuchar la voz del río, la del bosque o la del viento en la montaña.
Creo, como lo creyeron todas las culturas anecestrales, que cada lugar natural tiene un espíritu. Esto se llama animismo y aunque se asocia a una era preindustrial, iletrada e inocente, para mí constituye una parte importante de mi espiritualidad.
Después de haberme empapado de muchos conocimientos académicos, haber obtenido diplomas universitarios y de haber leído textos filosóficos, teológicos y sagrados, me siento cómoda con esta espiritualidad simple, obvia y ancestral. Que no se encuentra escrita en ningún lugar y que cada ser humano puedo encontrar dentro de sí.
Creo que la Naturaleza nos habla en un lenguaje olvidado, directo a nuestro espíritu y cuando aprendemos a escuchar, sabemos simepre como seguir adelante. Al menos para mi funciona.


Esta vez he subido la montaña, donde los verdes prados vestidos de verano contrastan con los Alpes coronados de nieve. Donde el viento huele a flores silvestres y los sonidos de los cencerros de las vacas son la música de fondo.
Me gusta el simbolismo de subir la montaña y dejar allí arriba toda la carga emocional, las preocupaciones y el dolor. Subir a buscar la visión y la respuesta que se encuentra guardada dentro nuestro, desde siempre.



Luego he bajado una quebrada para escuchar a un hermano río. Uno de suelo limoso y gris, de aguas transparentes de deshielo y muy ruidoso.
Mi rezo lo guardé en una piedra y la dejé dentro del río, para que sus aguas laven la piedra y mi alma también.
Creo que los ríos son las venas de la Madre Tierra, que mi rezo va corriendo por estas venas y que llegará a su corazón.
Mi plegaria será escuchada por ella y mi ofrenda recibida. Asi lo creo, asi lo sé.
Así lo han sabido mis antepasadxs de los dos rincones del mundo. Del norte y del sur, del este y el oeste.




















Cuando descendí de la montaña y para confirmar su bendición, el Gran Espíritu me envió un mensajero en forma de ave y un maravilloso Milano voló varios minutos sobre mi cabeza.
Se dejaba mecer por el viento, en una danza que me transmitió muchísima paz.

imagen Wikipedia.org


Viajar a buscar respuestas dentro nuestro podemos hacerlo en cualquier lugar, en cualquier momento. No necesitamos ceremonias ni rutuales, aunque estos, sin duda, nos ayudan a centrarnos.
Creo que es importante seguir nuestra intuición y rodearnos de personas, lugares y obejtos que nos conecten con nuestra escencia y con nuestro origen.
Porque sólo siendo fiel a ellos es que nos sentiremos realmente vivos.
Y de eso se trata este viaje, de sentir la Vida, de bailar al ritmo de nuestros propios y únicos latidos, sin dejarnos dirigir por las imposiciones externas. De sentirnos permanentemente enamorados de la Vida.
A veces, es necesario subir una montaña para darnos cuenta que no hemos perdido la capacidad de enamorarnos.
No podemos renunciar nunca al Amor. Es la única forma de ser feliz que he encontrado.

domingo, 17 de febrero de 2019

¿Porqué nos enfermamos realmente?


En varios Posts anteriores he escrito sobre lo que he aprendido e investigado acerca de ser mujer en nuestras sociedades occidentales modernas. Algunas de estas reflexiones pueden leerlas aquí:  


¿Dónde estamos situadas las mujeres de las sociedades occidentales de hoy? 
Mi respuesta es que estamos divididas entre la represión religiosa que todavía es fuerte, el rencor heredado del activismo feminista del siglo anterior y la presión de la vida moderna, que nos exige cumplir los roles de mujer (bajo los parámetros de la sociedad de consumo), profesional y madre al unísono y con “éxito” en todos los campos.
La mujer de hoy (y el hombre también, por cierto) está dividida de tal manera que ya olvidó como conectar su cuerpo con su espíritu.
Hoy ya no existe Inquisición religiosa que nos demonice y matarnos por no cumplir "las reglas" sociales patriarcales, al menos en la mayoría de los países del mundo, es delito. Igual la ideología y costumbres patriarcales están tan arraigadas que, a pesar de los avances legislativos, nos siguen matando por considerarnos "propiedad" de algún hombre.
En casi todo el mundo también, tenemos derecho a votar y participar en el mundo cívico y político, tenemos el control legal de nuestra reproducción (que no moral OJO! Ese es tema que da para un Post completo)  y trabajamos fuera de casa. 
Sin embargo, creo que estamos lejos de haber conseguido nuestra ansiada libertad de ser y hacer lo que nos plazca sin culpa social alguna, porque hoy somos esclavas de la Publicidad, los estándares de la Moda y el consumismo, así como de las expectativas que la generación anterior de mujeres depositó sobre nosotras. 
Hoy es frecuente encontrarnos con comentarios de este tipo: ¿Cómo es posible que "malgastes" tu vida dedicándote a la crianza de tus hijos, después de haber conseguido títulos universitarios y haber competido de igual a igual en el mundo anteriormente reservado a los hombres. Pues porque todavía la conciliación maternidad-trabajo es utópica!

EL CUERPO
La mayoría de las mujeres de hoy está desconectada de sus ciclos, no conoce el funcionamiento interior de su feminidad y tiene problemas ginecológicos asociados a este desconocimiento. Las enfermedades femeninas relacionadas con la fertilidad y los órganos femeninos son la exteriorización de la falta de armonía interior en la vida de las mujeres.
La relación de una mujer occidental con su cuerpo se limita en la mayoría de los casos a auto-someterlo a constantes represiones con el fin de adecuarlo a los estándares que la publicidad exige. Las adolescentes son víctimas de trastornos alimenticios por esta causa, las mujeres mayores lidiamos con el terror al envejecimiento, etc.
No confiamos en nuestra intuición, le entregamos su cuidado por completo a la ciencia médica y procesos tan naturales como el parto son intervenidos y desnaturalizados en la mayoría de los países. 
¿Cuántas de nosotras hemos tenido embarazos y partos no intervenidos y sin problemas? Y las que lo hemos logrado ha sido, en la mayoría de los casos, después de un largo camino de auto-conciencia y preparación espiritual para "desaprender" los vicios de la modernidad y conectar con nuestra parte más intuitiva y recordarle a nuestras cuerpo lo que ya sabe, lo que millones de años de evolución han grabado en nuestro genes y que nuestras ancestras  practicaron desde los albores de la especie. Que nuestro cuerpo "sabe como parir" se ha convertido en una "revelación" en vez de ser lo natural.
Ya no existen tradiciones que honren el paso de niña a mujer. La mayoría de nosotras recibió una educación religiosa represiva en cuanto a lo sexual, una charla en la clase de biología acerca de los métodos anticonceptivos o los consejos anti-hombres de una madre feminista.
¿Alguna recibió algún regalo especial de parte de su madre o su abuela el día de su primera menstruación?

EL ESPÍRITU
Las mujeres de hoy ya no tenemos ritos propios que nos conecten con la sabiduría de nuestros cuerpos, con la naturaleza, etc.
Creo que es necesario rescatarlos o crear nuevos, porque estamos enfermando “de modernidad”, de soledad, de desconexión espiritual y de vacío.
En este sentido, el redescubrimiento en las últimas décadas de los "círculos de mujeres" es un intento de auto-conocimiento y sanación conjunta. Mujeres por todo el mundo hablando abiertamente de los temas que les preocupan, de nuestros dolores y alegrías.

Muy pocas mujeres hoy en día, sobre todo en las sociedades occidentales, tienen una relación saludable y plena con sus cuerpos. Muchas mujeres no se aceptan físicamente y otras tienen traumas asociados a experiencias negativas vividas en la niñez o adolescencia o derivadas de una crianza sexualmente represiva o violenta. He conocido muchas mujeres víctimas de violencia atravesando todo tipo de procesos, pero lo más común es que desarrollen una especie de “coraza de protección” que incluye dejar de lado las sensaciones corporales o esconder emociones.

El Dr. Bach, quien creó la “Terapia Floral” dijo lo siguiente: "La enfermedad es el resultado de una errónea manera de pensar y actuar, y desaparecerá cuando la pongamos en orden. Cuando la lección del dolor, el sufrimiento y el pesar esté aprendida, la enfermedad desaparecerá automáticamente porque ya no tendrá sentido su presencia." "Lo que conocemos como enfermedad es la etapa terminal de un desorden mucho más profundo, y para asegurarse un éxito completo en el tratamiento, es evidente que tratando sólo con el resultado final éste no será completamente efectivo hasta que la causa básica sea completamente eliminada. Hay un error primario que puede cometer el hombre, y es actuar contra la Unidad; esto se origina en el Egoísmo.”

Existe un libro editado ya hace varias décadas por el psicólogo  THORWALD DETHLEFSEN y el médico y psicoterapeuta RÜDIGER DAHLKE, que hoy sigue teniendo mucha vigencia. Se llama "La enfermedad como camino" y analiza la raíz emocional de cada enfermedad. Este libro, a pesar de las críticas que ha recibido de parte de algunos médicos tradicionales, me parece muy importante como punto de partida para darnos cuenta que todo en nosotros está conectado y que nuestros cuerpos son sólo espejos de lo que nos pasa a nivel emocional y espiritual. 

En este sentido, la medicina tradicional china o las medicinas tradicionales ancestrales de muchas culturas, tanto en Oriente como en toda la America Precolombina, han trabajado siempre desde esta visión holística de los seres humanos. 
También lo hacen todas las corrientes de medicina "alternativa", llamadas así en oposición a la medicina tradicional occidental alópata,  por ejemplo la homeopatía, la medicina antroposófica  y muchas otras. Todas estas prácticas de medicina "natural" se centran en la visión de salud y no tratan al paciente sólo cuando está enfermo. Es decir que su concepto de  salud no se limita sólo a la ausencia de enfermedad.
Personalmente y a raíz de mi propia experiencia, he comprobado que nuestros cuerpos no mienten. Podemos esconder muy bien nuestros dolores emocionales a los demás, pero tarde o temprano nuestro cuerpo los manifestará en forma de enfermedad.
Si no lo oímos por suficiente tiempo, encontraremos la forma de "auto-sabotearnos" inconscientemente. Nuestro inconsciente nos hablará a través de símbolos y la enfermedad será uno de ellos.


La Medicina Occidental actual se está acercando cada vez más a la forma Holística o global en utiliza la Medicina Tradicional Oriental, es decir, entender que lo que le pasa al cuerpo no puede tratarse en forma separada de lo emocional y de lo espiritual.
Especialmente en las mujeres, hay una relación estrecha entre las carencias y traumas emocionales y las enfermedades que sufren.


La Dra. Christiane Northrup en su Libro "Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer" muestra estas relaciones después de haber trabajado con muchas mujeres a lo largo de sus más de 40 años de práctica profesional. 
Libro Cuerpo de Mujer. Sabiduría de Mujer


MI EXPERIENCIA
Voy a compartirles mi experiencia para aclarar porqué he llegado a esta conclusión.
Hace más o menos cuatro años, comencé a manifestar signos tempranos de artritis reumatoide, pero al principio y por casi dos años, se redujeron a una disminución de la producción de cartílago en  mis articulaciones, por lo que con un suplemento natural a base de pescado me encontraba bastante bien y podía hacer una vida normal para una madre de dos hijos, que aún amamantaba a la última. Luego de ese tiempo el suplemento ya no fue suficiente y  los dolores aumentaron, así que mi médico de familia me derivó al reumatólogo.

Desde el principio tuve la intuición que ese camino no serviría para mí. Que la medicación tradicional en estos casos (corticoides y antiinflamatorios) yo no la toleraría por mucho tiempo, pero necesitaba un diagnóstico oficial, a fin de poder moverme dentro de la burocracia de los seguros de salud. 
Había atravesado recientemente el proceso de diagnóstico de autismo de mi hija, con todo lo que eso lleva asociado y que derivó en un desgaste y deterioro de toda mi salud. Tuve una pérdida importante y preocupante de hierro y tuvieron que hacerme tres transfusiones para recuperar los niveles normales. También habían menguado mis niveles de vitamina B12  hasta el mínimo. 

El reumatólogo, muy buen profesional por cierto, hizo su trabajo correctamente. Aunque nunca me dio un diagnóstico (quizás no quiso lapidarme sociológicamente diciéndome que padecía artritis antes de los 40) me trató con la medicación indicada y el dolor se redujo. 
También me señaló el stress como la causa principal de mis dolencias. 
Pero tal como lo esperaba, no toleré la medicación tradicional mucho tiempo. La cortisona tuvo efectos secundarios en menos de un año y noté cambios de humor, palpitaciones por la tarde antes de irme a dormir, etc.

Decidí actuar rápido. No estaba dispuesta a seguir ignorando las alertas de mi cuerpo físico. La parte espiritual y emocional ya había aprendido como "sanarla", aunque siempre es muy difícil practicarlo en una misma. 
Pero estaba segura que el cuerpo quería dejarlo a cargo de alguien con visión más "amplia". Así encontré una doctora que se formó en una Facultad de Medicina tradicional suiza pero también aprendió medicina tradicional china hace más de 25 años. Ella comenzó a tratar primero el dolor con acupuntura y medicación a base de plantas y luego me propuso un cambio radical de dieta.
Me presentó un plan alimenticio desintoxicarte y anti-inflamatorio diseñado por un investigador alemán, que ella había probado con éxito en sí misma. Básicamente es un dieta alcalina muy parecida a la alimentación vegana (sin proteína animal), pero que además prescinde del café, té y alcohol, del azúcar procesada de todo tipo y de los cereales blancos. La idea es evitar todos los alimentos que acidifican el organismo, ya que la acidez es lo que "destruye" el cartílago y provoca el dolor en las articulaciones.

Llevo mas de un año alimentándome de esta manera, sólo tomo suplementos de vitaminas y ninguna medicación para el dolor y estoy sorprendida de mi mejoría. Aunque al principio sólo me concentré en lo que perdería, las cosas que no podría comer y la carga de cocinar extra para mi y no poder comer lo mismo que el resto de la familia, luego fui descubriendo todo un mundo de alimentos más saludables y comencé a disfrutarlo realmente. 
Como ya casi no tengo dolor, he vuelto a hacer ejercicio (antes de la dieta no podía hacer yoga ni andar en bici, ni hablar de correr con los niños por el parque, ni siquiera para subirme al tranvía que ya iba partiendo me alcanzaba). Mi trabajo con niños pequeños ya  no es una carga pesada (puedo arrodillarme para mirarlos a los ojos sin que mis rodillas sufran lo indecible). Mi marido dirige una escuela de Karate y participo en la clase de mujeres casi al nivel de las demás. Pronto probaré volver a hacer yoga. Y lo más importante, puedo trabajar un par de horas en mi huerto sin sufrir dolores articulares después! 

Es increíble como un cambio en la alimentación ha significado para mi una nueva oportunidad de disfrutar de la vida. 
Irónicamente, para lograrlo, he tenido que dejar algunas de las cosas que más disfrutaba, como el café de la mañana o comer galletas recién salidas del horno con mi familia.
Afortunadamente, existe gente muy creativa que inventa recetas maravillosas para reemplazar todos los alimentos que resultan tóxicos para mi y navegando un poco por internet se encuentra mucha información rápidamente.

Aunque lo haya sabido hace mucho tiempo, esta experiencia me ha confirmado que cuando nuestros cuerpos se enferman, debemos detenernos a oírlos. No importa cuantas responsabilidades urgentes nos ocupen. No podemos funcionar en "piloto automático" indefinidamente. Estoy convencida que cada uno de nosotros tenemos una voz interior más sabia, que intuye lo que necesitamos para sanarnos y tarde o temprano tendremos que tomarnos el tiempo necesario para hacer caso a su llamado.   
No es casualidad que nos aquejen determinadas enfermedades. Cada enfermedad es una oportunidad de crecimiento personal y espiritual. Podemos quedarnos paralizados lamentándonos de nuestra suerte o aprovechar la oportunidad y hacer los cambios necesarios en nuestro estilo de vida.

Creo que todos nosotros, en mayor o menor medida, estamos "enfermos de modernidad". Algunos corriendo una loca carrera por "tener" en vez de "ser", otros tratando de demostrar su valía, otros anestesiando sus sentidos para olvidar traumas pasados o para ocultar lo que los hace infelices en la actualidad. Y otros, dedicados en el momento a servir a los demás, a veces olvidamos que para hacerlo bien necesitamos primero estar sanos y plenos nosotros.
Por la razón que sea, lo cierto es que todos tendemos a posponer nuestra sanación real y la vida moderna, de la cual la medicina occidental es sólo un reflejo, no nos ayuda. Nos ofrece muy pocos momentos de pacífica y tranquila meditación en soledad para escuchar a nuestro "yo superior" y en cambio, hay cada vez más alternativas de evasión y distracción, para vivir pretendiendo que todo va bien, como en los eternamente felices posteos de Facebook e Instagram.


Pero nunca es tarde para despertar del sueño y activar los sentidos, para recordar como vivir de verdad. Como cuando éramos niños y corriendo contra el viento o mojando nuestros pies en un arroyo sentíamos la vida latir fuerte e intensa dentro nuestro. 






domingo, 26 de noviembre de 2017

El señor Autismo y yo


Ha pasado casi un año y medio desde mi último post y ha sido muy difícil encontrar el momento para sacar afuera el cúmulo de emociones y aprendizajes que este tiempo me ha traído.
Después de varios test psicológicos y exámenes médicos de rigor mi hija Noemi fue diagnosticada con un TEA (trastorno del espectro autista), el bolsillo de payaso donde hoy caben todos los cuadros de desarrollo neurológico atípico y que en muchos casos se convierte en una etiqueta que la persona debe cargar por el resto de sus días.
El proceso de diagnóstico desató en un principio mis peores miedos, que incluían el fantasma de mi adolescencia y juventud apoyando a mis padres en el duro proceso de integrar y lograr la funcionalidad de mi hermano menor,  que fue diagnosticado con autismo en los años 90 en Chile, cuando esto aún era terreno desconocido y cualquier terapia era un experimento.
Como lo mencionaba en mi post anterior, dudé de tener la fuerza suficiente para enfrentar la tarea que se me venía por delante, que ya conocía muy bien.
Pero la verdad es que todo ha sido bien distinto a las pesadillas que mi mente proyectó en un principio. Y el fantasma amenazante del "Señor Autismo"se ha ido diluyendo en la medida que Noemi me demuestra cada día que ella no es un diagnóstico y que mucho menos se regirá por ninguna etiqueta, así que yo tampoco voy a hacerlo.
En este proceso de desmitificación han influido muchas cosas, que yo las siento como mis ventajas, mis ayudas o mis bendiciones.
En primer lugar hoy tenemos infinitamente más información de primera fuente sobre el Autismo, entregada por personas que han llegado a ser adultos funcionales y pueden contarnos como funciona su mente, como piensan en imágenes, como sus sentidos se organizan de diferente manera. Estos maravillosos testimonios, recogidos en libros, charlas y documentales han sido para mi una valiosísima fuente de apoyo.  También la existencia de blogs, foros y páginas de internet donde profesionales y padres pueden "reunirse", intercambiar experiencias, aprender y encontrar respuestas. Todo un mundo, que en la época en que mi hermano recibió su diagnostico no teníamos a disposición.
En segundo lugar Noemi tiene un padre muy especial, un ser humano excepcional que tiene el don de comunicarse de miles de formas y para el cual el lenguaje está sobrevalorado, que en ningún momento ha sido presa del pánico ni se ha dejado amedrentar por las "diferencias" de su hija, sino que ha tenido la capacidad de "verla" y "sentirla" más allá de las palabras. Yo me he dejado enseñar por él y he tenido que ir desaprendiendo muchas cosas, porque para alguien que toda su vida ha trabajado con las palabras y con los lenguajes, la verbalidad es casi como respirar.
Y me he tenido que enfrentar al mundo sin palabras en que Noemi ha llegado a vivir y descubrir otras formas de comunicarme con ella. Esto me ha abierto la mente y el espíritu de maneras que ni sospechaba. Porque mi hermano siempre habló, tardó un poco y nunca ha tenido fluidez ni ha logrado la tonalidad y variedad emocional del lenguaje verbal normal, pero se comunica verbalmente desde los 2 años. En cambio mi hija dejó de hablar a los dos años, de a poco desaprendió la palabras que utilizaba y todo lo que acompaña a la comunicación verbal, como la capacidad de imitar y repetir sonidos de otras personas.
Por supuesto que toda la experiencia ganada con mi hermano menor ha venido a marcar una diferencia enorme entre mi vivencia y la de otros padres y madres a quienes el Señor Autismo los agarra por sorpresa y sin aprendizaje previo de ningún tipo.
Mi mente ya está entrenada para reconocer los sutiles cambios de humor, para enfrentar una crisis o un ataque de pánico por sobrecarga sensorial y miles de otras cosas que a los padres neófitos les suenan a chino y los dejan muertos de miedo y cansancio.
Eso no significa que no me canse y que no tema, como todos, lo que le depara el futuro a mi niña, sobre todo cuando su padre y yo envejezcamos. Que no me pregunte cada día si llegará a ser funcional a esta sociedad, si saldrá de su fase no verbal pronto, si podrá integrarse a la educación "standard" o necesitará una espacial y un largo etc. de temores de este tipo.
Pero otra ventaja que el 90 por ciento de las personas con autismo no tiene, es que Noemi ha nacido en un país donde existen los recursos suficientes para entregarle todas las terapias y posibilidades de inclusión que se conocen. Y si llega a necesitar toda su vida un alto nivel de asistencia y no puede trabajar, recibirá una pensión que le garantiza la posibilidad de recibir cuidados completos dentro de la familia o en una institución.
No tendrá que pelear por un cupo en un centro subvencionado, no tendrá que luchar por una atención de salud digna, no tendrá que enfrentarse al calvario de peregrinar por miles de escuelas y centros educativos hasta que uno la acepte. No tendrá que ser dejada al cuidado de otras personas mientras necesite a su madre porque aquí, ésta puede decidir trabajar menos o dejar de hacerlo para apoyarla de mejor forma, porque recibirá dinero de parte del seguro de invalidez por hacer esta tarea ella misma. En fin...Noemi tiene la suerte de haber nacido y tener la nacionalidad suiza. Aunque esto duela, si no se nos ocurre un día cruzar el mundo buscando nuevas oportunidades, ella hoy estaría viviendo una realidad muy distinta.
Pero aunque estemos aqui en mejores condiciones económicas que en la mayoría del planeta, de todas formas Noemi tendrá que seguir luchando contra un mundo que aun no está preparado para entender que existen distintos tipos de mentes y que necesitamos de todas ellas.
No hay un solo día que no me toque explicar que el cerebro y los sentidos de mi hija funcionan distinto y entonces la gente reacciona extrañada, escéptica o asombrada. Algunos quieren saber más, sobre todo los niños (benditos seres que tienen en sus manos la posibilidad de cambiarlo todo y que me hacen sentir esperanza infinita) y luego de que se les pasa el estupor de haberla visto comer un puñado de arena o chuparse una barra de pegamento, entienden perfecto como ella es.
Sobre todo si se quedan lo suficientemente quietos y callados para que los atraviese con su mirada-escáner, con esos ojos enormes que pueden desnudarte el espíritu en un segundo. Si te quedas un poco más en ese estado tranquilo, seguro te acaricia suave y te sonríe. No conozco a nadie que no se sienta más feliz después de haberla visto sonreír.
Porque Noemi te puede contagiar su felicidad y libertad con solo mirarte. Y eso inspira ganas de olvidarse de cualquier etiqueta. A menudo la gente pregunta: Tiene Autismo? Pero cómo? si se ven tan "feliz".
Pero ella no se ve feliz por casualidad. Ella puede ser feliz porque sus padres y hermano "neurotípicos" se han esforzado por entender como piensa, siente y aprende e invierten mucho tiempo en ayudarle a entender como funcionan ellos.
Puede ser feliz y tener pocos momentos de crisis porque su entorno es amable, comprensivo e inclusivo. Porque recibe la atención psico-pedagogica más adecuada que hemos encontrado, para darle la seguridad necesaria de aceptar cada vez a más personas nuevas a su alrededor.
Porque a su familia y amigos le interesa más jugar y divertirse con ella, que sus avances para ser "normal" . Claro que nos emocionamos cuando señala una preferencia, cuando tiene una conducta social nueva, cuando imita a otro niño, cuando se interesa por algo nuevo o cuando supera una manía, pero no se nos va la vida en ello y estamos más concentrados en disfrutar y celebrar su vida, como la de cualquiera.

Siento que a mi el Señor Autismo no me ha tratado como a la mayoría de las otras madres. Quizás porque yo no lo he convertido en bandera de lucha ni de reivindicación de derechos, no he tenido afortunadamente la necesidad de hacerlo.
No me interesa "luchar contra el autismo", ni tampoco "superarlo" ni convertir a mi hija en campeona de la integración y la inclusión. Yo sólo quiero seguir disfrutando de su sonrisa transparente, acompañarla para facilitarle la comprensión del mundo y evitar, en la medida que me sea posible, que el entorno la dañe. De la misma manera que lo hago para su hermano.
Hoy no es mi prioridad que se integre al sistema escolar normal, que sea funcional o que salga de la fase no verbal lo antes posible. Hoy y siempre mi prioridad será su felicidad y la de toda mi familia. El autismo no es ni será nunca el centro de nuestras vidas, no le permitiré que lo sea,  porque el centro de nuestras vidas somos nosotros, cada uno en su particular, maravillosa e irrepetible individualidad.




domingo, 29 de noviembre de 2015

Disfrutar

Una de las cosas que he aprendido recientemente es que se puede controlar a las personas si se les quita su capacidad de disfrutar. El control social tiene éxito cuando se convence a las personas de que su capacidad de decisión es limitada o no existe. 
En muchos sociedades y religiones la palabra disfrutar está vetada o asociada a pecado o a holgazanería y un/a “gozador/a” se asocia a un     alma perdida, irresponsable, que no precave para el futuro y que no trabaja duro para forjarse el “porvenir”.

Creo que en Occidente nuestra desconfianza y auto-censura ante el goce de todo tipo (sensual, sexual y corporal en general, de ocio, de juego, etc.); es el resultado de siglos y siglos de una constante programación social basada en una moral represora impulsada por las religiones judeo-cristianas y acrecentada por el sistema económico capitalista, que desde fines de la Edad Media está interesado en convertir al ser humano en un engranaje más de una máquina gigante que llevará a la humanidad al “progreso”.

Es interesante en este contexto observar como la visión de cuerpo se fue transformando. Con el advenimiento de la anatomía y los conocimientos de la ciencia médica que comenzaron a extenderse por Europa durante el Renacimiento, el cuerpo pasó a verse como un máquina más. Ya no como el receptáculo del alma, sino como un aparato que había que mantener funcionando y entonces el disfrute pasaba a segundo plano.  

Si bien durante la Edad Media el predicado de la Iglesia apuntaba a reprimir los instintos y a guardarse del derroche y el exceso y se relacionaba la virtud y la castidad con la suprema identificación con Cristo, inculcándosele al ciudadano común que la humildad y sumisión eran las virtudes necesarias para alcanzar “el Cielo”; aún no se asentaba la idea de “programación para el trabajo” y “multiplicación necesaria de la mano de obra” que surgió después. Aún el Estado- Nación no surgía como tal y no se utilizaba a la Iglesia para lograr el control social del cuerpo y la reproducción de los individuos. Los señores feudales y los monarcas sólo se asociaban con la iglesia para mantener las conciencias de los siervos cautivas y sus instintos libertarios a raya.
Fue más tarde cuando empezó a gestarse el actual control social o la “esclavitud encubierta”, precisamente después que comenzara a abolirse o a condenarse la esclavitud legal.

Es interesante leer a los filósofos y científicos europeos renacentistas y darse cuenta como, de a poco, se fue forjando esta nueva concepción del “mundo moderno e industrializado” del que somos herederos. La cosmovisión de los seres humanos hasta la Edad Media estaba basada en lo comunitario, en la asociatividad y la cooperación que los habitantes de las aldeas debían tener para sobrevivir. Incluso los campesinos y siervos tenían organizaciones propias para poder afrontar la dura vida al servicios de los dueños de la tierra. Sin embargo, a medida que fueron apareciendo las ciudades, los Estados Naciones y la Burguesía, todo este sistema fue reemplazado de a poco por otro donde los individuos para servir mejor a los fines “productivos” debieron funcionar como las partes de un reloj, coordinados pero cada uno haciendo su “parte del trabajo” sin saber o estando totalmente desconectado del actuar de los demás. Conjuntamente con esto, la visión del trabajo también se transformó, porque el individuo ya no trabajaba en coordinación con otros para ganarse el pan, sino que lo hacía aislado de la comunidad, en su reducto y para sí mismo.

Al nuevo sistema económico capitalista en ciernes le interesó desbaratar toda forma de asociatividad y comunidad. Así, empezaron en Europa los “cercamientos”, que autorizaron los Monarcas y Señores, donde se parcelaba la tierra, se dividía en porciones pequeñas, con un dueño determinado. Se despojaba a los campesinos de sus organizaciones, de sus gremios. Se los obligaba a migrar a las ciudades a pasar a integrar el gran engranaje de la fábrica. Las familias ya no vivieron en  la aldea ni se organizaron mancomunadamente para sobrevivir, sino que cada núcleo fue relegado a su pequeño espacio en la producción.

La composición y roles de la familia cambiaron por completo. Ya no trabajaron todos sus miembros juntos en el campo para sobrevivir, sino que cada uno tuvo un rol absolutamente determinado en este nuevo escenario social. El hombre fuera del hogar, como “mano de obra” y la mujer fue relegada a lo doméstico, a producir más mano de obra. 

En este contexto fue muy importante ensalzar el valor del trabajo desde el púlpito (especialmente el incipiente “Protestantismo”, que llegó a erigirlo como la virtud más importante de todo “buen cristiano”). “Trabajarás de sol a sol y con el sudor de tu frente conseguirás el pan” se convirtió en el mantra occidental-capitalista y nos rige hasta el día de hoy.

Esto no ha cambiado, sólo han cambiado a lo largo de la época contemporánea los actores. Los regímenes comunistas basados en el pensamiento de Marx intentaron igualar las injusticias, dándole a los trabajadores la oportunidad de ser dueños de sus propio trabajo, de los medios de producción y del capital. Sin embrago, no apuntaron al fondo, no lograron salirse de la lógica del trabajo separado del disfrute, del sin sentido de todo este materialismo que cada vez se pone peor.

Hoy más que nunca tiene sentido la metáfora de esa mano invisible controlando los hilos del mundo. Todos intuyen que sus vidas son controladas por “otros”, quienes están fuera de la rueda que gira sin cesar, pero nadie saber quienes son.
Es como si los que poseen todos esos productos, bienes y servicios que necesitamos desesperadamente para mantener nuestro estilo de vida, nos dominaran con una especie de dispositivo que nos convierte en “zombies” programados para consumir y producir más bienes materiales, en una carrera desesperada por llenar un vacío que nadie sabe de donde viene.

Algunos amantes de las conspiraciones hablan de un grupo de poderosos que dominan secretamente los gobiernos y las economías mundiales, que serían los gestores del actual sistema bancario, que produce dinero “virtual” sin respaldo en metálico como antaño.
Ellos, los dueños del mundo tendrían un plan de eliminación sistemática y progresiva del “excedente” indeseable de la humanidad. Serían la “mano negra” detrás de las guerras actuales, que se inician y planifican pormenorizadamente en sus despachos.
Todas ellas, creadas artificialmente a partir de alguna manipulación comunicacional que desata la psicosis colectiva y el miedo y que hace a los ciudadanos del primer mundo pedir a gritos la “protección” por parte de sus ejércitos y la eliminación de los “peligrosos” (sean terroristas islámicos, guerrilleros centroamericanos a cargo de los carteles de las drogas o caudillos separatistas de distintas naciones de Europa del Este o de África).

Lo más irónico sería que todos estos peligros son financiados y puestos en funcionamiento por los mismos sujetos, a fin de crear el conflicto bélico de turno, enriquecerse con la venta de armas y permitirle a los gobiernos de los países del primer mundo, adueñarse “legítimamente” de los recursos que les interesan (por ejemplo, el petróleo, el oro, los diamantes, etc.)

No sé si los conspiracionistas tengan razón, pero lo que si es evidente es que asistimos en estos tiempos a la desaparición de las Utopías y a una especie de desilusión masiva. Las religiones tradicionales le dan respuestas espirituales a cada vez menos gente y la mayoría está seguro de que ningún gurú ni método de “auto-ayuda” lo salvará de nada.

Creo que en este escenario lo único que queda es mirar hacia adentro y preguntarnos ¿Estoy disfrutando realmente de mi vida?, que es finalmente de lo que se trata la felicidad. Dicen las antiguas filosofías orientales que la felicidad no es algo que se deba alcanzar, sino un estado natural del ser humano, que queda invisibilizado cuando las personas se confunden y se identifican con el mundo material, creyendo que ellas son lo que poseen o lo que hacen. Entonces, el ego queda atrapado en el mundo de la ilusión y la persona no sabe quien es, no puede ver que su yo verdadero no está en el cuerpo, ni en lo que posee, ni en lo que hace para vivir, ni en ninguno de sus logros. Su yo verdadero no es la mente que se identifica con la experiencia que está viviendo, sino la consciencia de fondo que observa la experiencia. Si pudiera darse cuenta de esto, entonces sería libre y ya no más un esclavo de la ilusión.

Si se es libre, se recupera el poder de decisión que es, en último término, la posibilidad de elegir el propio destino y decir como  William Ernest Henley en su poema Invictus “Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma”.
Yo no soy lo que me pasa, yo no soy lo que la vida hace de mí,  sino que yo decido como quiero que la vida me pase.
Y entonces cobra sentido la premisa de los físicos cuánticos de que la realidad material no existe, sino que es la consciencia la que la crea. Si mi vida no va bien, si no disfruto ya es porque estoy decidiendo que la experiencia que vivo es mala, pudiendo no calificarla de ningún modo y sólo atravesarla y ser consciente de que yo no soy esa experiencia, sino quien la observa.


lunes, 11 de mayo de 2015

Raíces

Siempre me ha fascinado la forma que tienen las ideas de multiplicarse y conectarse unas a otras.
Cuando un nuevo pensamiento o conocimiento llega a nuestra mente se expande exponencialmente.
Es imposible saber donde llegará y a veces ni siquiera recordamos cómo se nos ocurrió o de donde vino una idea.
Con los años he aprendido a distinguir y a hacerles caso a estos pensamientos que parecen haber sido "colocados" en mi mente. Hay todo tipo de situaciones en que llegan a mí, pero principalmente es en estado de meditación o en sueños.
Una de las mejores cosas que pude haber hecho en esta vida es aprender a meditar y a trabajar con los sueños y sus claves. Lo que estos dos aprendizajes han aportado a mi crecimiento personal es incalculable.
Estos "pensamientos especiales" suelen derivar de una sola imagen o mensaje. A veces veo algo y luego la interpretación parece venir desde otro plano. Es como si le susurraran a mi inconsciente su significado.
Y en realidad es así. Todo lo que he leído acerca del funcionamiento de nuestro inconsciente (individual y también colectivo) y sobre las conexiones del cuerpo mente y espíritu, desde la Psicología, la Teología, la Biología y la Física, lo confirman.
Esas ideas llegan a mí en ese estado porque no son realmente mías. En ese momento soy como una antena que está sintonizada adecuadamente para recibir información. 
Esto es tan antiguo que la mayoría de las tradiciones filosóficas antiguas lo han enseñado de diferentes maneras, pero con el tiempo y a medida que los habitantes occidentales del mundo nos hemos "modernizado", lo hemos estado olvidando paulatinamente.
Yo no soy especial ni tengo ningún talento "mediúmnico". Sólo soy una constante y porfiada mujer, que no se cansa de seguir buscando sin cesar respuestas que satisfagan sus inquietudes intelectuales y espirituales. Y a la que, por sobre todas las cosas, le apasiona aprender cosas nuevas.
Así, a lo largo de mi vida, he descubierto a muchos autores interesantes de las más variadas áreas y en el último tiempo he advertido que personas provenientes de sectores muy distintos están llegando a las mismas conclusiones sobre la inmortalidad del espíritu y la concepción de Unidad del Universo y sus habitantes.
Es fascinante ver como la ciencia se acerca a definir la naturaleza de la Vida y comprueba que los viajes fuera del cuerpo, los recuerdos de vidas pasadas, las experiencias de casi-muerte y otros fenómenos como estos son posibles y reales.
Me esperanza observar cómo las nuevas corrientes espirituales se funden para olvidar las diferencias de las obsoletas religiones del pasado y avanzamos como humanidad en este camino de despertar la conciencia que hace unas cuantas décadas se ha ido acelerando.
Hoy siento que se hace más profunda que nunca la brecha entre el egoísmo y la esclavitud capitalista que domina al mundo y las nuevas generaciones de niños despiertos que están viniendo al mundo con otros valores como la conciencia de hermandad planetaria, de amor incondicional como forma de vida, de ecología como algo más que "salvar a las ballenas". Me he encontrado con niños "que saben o que recuerdan" cada vez más a menudo, nacidos de padres de lo más diversos.
Frente a estos seres me pregunto ¿tendremos salvación? ¿realmente evolucionaremos los seres humanos? o el daño ya es demasiado y vamos directo a la extinción como especie, para dar lugar a otro experimento más exitoso de la Vida en este Planeta nuestro, que se ha desecho millones de veces de organismos poco adaptados, para volver a empezar.
Confieso que cuesta mantener la esperanza al ver tanta miseria perpetuándose en el tiempo, creando más miseria a su paso. A veces me sorprende que no nos hayamos extinguido ya. 
La crueldad del ser humano contra los de su misma especie llega a límites impensados y ni hablar de la depredación de las demás especies y el medio ambiente, que ya es irremediable y de la que somos cómplices todos.
Es impresionante el nivel de destrucción alcanzado en unos cuantos siglos de este sistema de vida que ha creado la Humanidad occidental "moderna", basado en la explotación de los más débiles con la colaboración y hasta aprobación de los mismos (una esclavitud inconsciente, la peor clase que haya existido jamás).
Es desalentador observar las nulas posibilidades que existen para el "iluminado común y corriente", heredero desilusionado de las luchas sociales de sus antepasados,  de cambiar este sistema desde la base.
En la era de la globalización el individualismo es el rey. Con la desaparición de las Utopías aplastadas por el consumo masivo de todo tipo de "chatarra" ha evolucionado el "Homo-consumens", cual zombie absorbido dentro de un micro-mundo del tamaño de su I-Phone.

Anoche llegó a mi una imagen, que quizás sea mi respuesta para no perder la fe en esta vapuleada Humanidad.
Vi a millones de árboles poblando un denso bosque. Cada árbol estaba ensimismado en su propia tarea y ninguno podía percibir su conexión con los demás. Estaban agotados de repetir una y otra vez los procesos que les aseguraban la subsistencia. De repente me percibí como uno de ellos y me concentré en mis raíces. Me quedé observando y sintiendo como descendían profundo en la tierra y cómo se unían a las de los demás árboles vecinos, y las de éstos a otros, hasta el infinito.
Disfruté de esta sensación de pertenencia y unión y comencé a sentirme en paz, acompañada y plena de sentido y amor.
Luego sentí que estas palabras venían a mí: "ese es el problema con ustedes, que no comprenden que sus raíces están unidas y que todos son Uno".
Una linda forma de resumir los mensajes de las lecturas y pensamientos que me han estado "susurrando" últimamente.

Nota: Por si les dan ganas de filosofar luego de leer este post, aquí una lista de algunos autores de lo más varipinta (científicos, médicos, místicos y académicos) que pueden ayudarlos a abrir la mente. Por supuesto que al leer a cualquiera de ellos, van a ir encontrando conexiones con muchísimos más y con los clásicos o antiguos autores de los que han partido para desarrollar sus ideas. Lo que tienen todos en común es la originalidad y la valentía de dejar atrás las ideas dogmáticas de su tiempo para atreverse a proponer algo "hereje" u osado.

- Brian Weiss
- Elizabeth Kübler-Ross
- Masaru Emoto
- Claudio Naranjo
- Vicent Guillem
 - Bruce Lipton
-  H, Maturana y F. Varela
- Casilda Rodrigañez
- Enrique Barrios
- Carl Gustav Jung
- Rupert Sheldrake
- Richard Bach
- Dr. Bach
- Jean Shinoda Bolen
- Christiane Northrup
- y un larguísimo etcétera, que cada cual puede intuir...